
pretende ser bueno y usar pocas palabras. Los niños con los que he estado en contacto últimamente me han hecho muy feliz, pese a las dificultades, a las decisiones difíciles en torno a su comportamiento, pese las respuestas forzadas para no prejuiciarlos... Pese a lo mucho que me desgasta el oficio, pese a todo, me digo que tengo vocación para ello, que tengo para mí a niños que día a día van depositando en mí más confianza, que me hace sentirlos más cerca. Son seres maravillosos, más de lo que yo esperaba. Son creativos, muy listos, libres hasta donde la vida los ha dejado ser, felices. Son "pedacitos de gente" (como me decía mi madre) muy feliz. Y me he esforzado, mucho, en entender bien mi oficio (la Matemática), para poder explicárselos, para ponerlos junto a mí, en mi ventana, y señalarles con el dedo el brillo y los colores de esas estrellas (el brillo que tienen para mí), tratando de cambiar un poco la actitud que se tiene hacia ellas, intentando buscarme a mí mismo con esa segunda visión que ellos (los niños) me han dejado.
Me gustan los adjetivos y el que más me acomoda para estas vivencias es: interesante. Ésta es una parte de la vida muy bonita... e interesante.
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