Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



4 abr 2013

¡Salubridad!

Me levanté desde mi dolor de cintura hasta la cocina y todo lavé. Destendí la cama, limpié todo el piso, abrí las ventanas para que el calor y sus olores se paseen por la casa... Me bañé después. No tengo perro, si no, también habría lanzado sus chillidos al bañarlo como hace rato el perro de los vecinos.

En este sitio me ordeno, recojo las mangas de mi camisa azul y me aliño. Lo compruebo al espejo. Limpio en casa limpia y ordenada, como enseñó mamá con el ejemplo, como debería ser.

Y el corazón, recién peinado, bañadito, niño inquieto en el pecho, simplemente, porque sí.

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