Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



7 ene 2014

Comodidad


No te involucres. Báñate de la ilusión de tomar el control con la indiferencia, fingiendo ignorar... Ante tus ojos es lo más inteligente... ante los míos, la salida cobarde. Brinca por el río de piedra en piedra, no te hundas en ninguna, termina el viaje diciendo que no conociste el mar, ni el río, ni nadaste. Mira las llamas a lo lejos, merodea en torno al fuego, no te darán calor, no llegarás a quemarte...

Quédate atada a tu silla. No habrá ni claridad de sol en agua, ni amor ni fuego que te deslumbre, que te arrulle entre sus brazos, que llegue a consumirte. Quédate en el lugar cómodo, el lugar común, de no vivir tus sentimientos... de no vivir en ningún sentimiento... no vivas en mí, pobre es tu espíritu: no me quieras... mucho menos me ames.

Quédate allí, lejos, sin verme. Mírame y no me toques. Tócame y no me beses. Bésame los labios una noche y olvida al día siguiente lo que haces. Golpea las botellas de celos... y no me hables.

Sigue tu senda sin saber quién soy, sin lo minúsculo de mi corazón, es despreciable... No habrás tenido conmigo vivencia qué contar, nunca digas qué sientes por mí... y mañana, hermosa, tu imagen frente al espejo: el tiempo no vuelve.

No vivas tus sentimientos, piedra filosofal, no vivas con éso que ya llevas ahí: no vivas conmigo, no prefieras mi hombro en la calle... no averigües cómo es extrañar mi olor, esperarme. Vive cómoda... allí donde no vives... Nunca duermas en mi pecho: vive cómoda, muerte de espíritu, en los brazos de nadie.

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