nunca nos hemos llevado desde que la encontré en la biblioteca municipal de Comitán, a los 12 años. Ahora parece ser que me dará de comer: "aquéllo que no puedes ver, en tu casa lo has de tener", una parte curiosa de aquél "conócete a tí mismo." Creo que todo ésto tiene que ver con lo que Doña Emilia (mi abuela materna) tenía en mente cuando me decía: hay que madurar, mi varón. Me gusta ésto de obtener conclusiones a partir de muestras "representativas", aunque he de confesar que, para modelos, las ecuaciones diferenciales siguen siendo mis viejos amores (contrariados, pero amores al final de cuentas).
Ha sido triste esta noche después que Diego y yo discutimos, el café me cayó pesado y este cigarro sabe a sal. A estas horas, Ulises y yo deambulamos por la estancia, atentos a los ruidos de la calle, como gatos sobre los tejados... Aún no habremos de dormir.
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