Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



5 mar 2010

Pies descalzos o una analogía mal lograda

Este texto será plano y sencillo, a la luz de mis fatigados ojos.
Diego y su nuevo trabajo (cocinero), Valente en su mismo lugar, Ulises charlando de nuevo con una persona importante para él (para algún tiempo de él)... Caro tiene mala una patita, Perla bebiendo café por la tarde, Carlos en la plática hoy por la noche... Y aquí es donde necesito un enunciado unimembre: yo y mis pies descalzos. Y mientras lo digo, creo que la calidad de lo que escribo ha decaído mucho... habrá que prenderle fuego, ¿cómo se hace éso por la red?
Me ha dado por sentir en el hueso casi todo el día de hoy: el tiempo en emociones. Ha sido como caminar sin zapatos y advertir todo lo rugoso del piso. Me gustó que mis alumnos hicieran sus gráficas, me asustó que no llamara a la coordinadora, me laceró el calor de las 2 de la tarde, sentí la zozobra de La Épsilon por su familia, el café fue ligerito, pero la soledad fue más vehemente... el cigarro antes de partir a buscarla (sí, a ella) fue una eternidad entre dos instantes inicuos. ¿Y ella, la de las manos de porcelana? dolor dejó, dejó, dejó... ver sus ojos no me dejó. Ésa fue la astilla que se me metió por el talón y que aún no logro sacar. Luego, uno pide explicaciones. Y aún más después: no las hay. Para saberlas debería verla, debería preguntarle... pero no fue posible. Y se hizo de noche. Y yo aquí, con un vacío entre manos, con incertidumbre. Le he escrito lo que siento, ¿y luego qué? ¿responden los mensajes las mujeres imaginarias?, ¿respondería ella a un hombre imaginario, como el de los escritos anteriores?

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