Sí, sí, ayer escuché otra vez tu nombre. Sí, sí, amor de mi vida, flor del día, noche de luz, lámpara aclarante, lucero vacilante, bonito perfil... Sin importar ya cada uno de tus nombres, fuiste lo que fuiste (me alegró advertirlo), y ya. Será el sereno, pero hoy hasta el ruido de la lluvia me aparta la mente de ti.
Se le llama olvido.
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