Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



29 sept 2011

Alejandro

¿Has advertido cosas en tu persona que antes de ese momento no se habían aparecido frente a tí? Decir, por ejemplo, que cuando hice yoga por primera vez supe de un músculo que, de no haberme dolido ese día, no habría sabido que lo tenía allí... Caben a veces las generalizaciones y pensé: ¿todos tenemos un músculo ahí? Decir, que uno trae una fisura en el dedo anular (el del corazón) sin recordar dónde se la hizo... O el pantalón sucio, o un barro en la punta de la nariz que no estaba la noche anterior... o un café que de tanto tiempo guardado sabe, ahora, raro... Algo, alguien, algunos, que antes de ese momento no se habían aparecido frente a mí. ¿Verdad que sí? Lo suponía. 

Has de comprender, entonces, por qué mi asombro (asombro chiquito). Si siempre me he llamado Rubén, siempre he usado el Águeda de papá ante las presentaciones, ¿cómo es que usan mi segundo apellido para nombrar mi dirección electrónica sin pedirme permiso?, ¿cómo es que quieren llamarme Alejandro, como mamá? 

Algo nuevo he de estar descubriendo en mí... algo le sucede a mi mundo... y me intriga... y me gusta... y me alegro.

1 comentario:

  1. Mi querido Alejandro, que por alguna extraña coincidencia me recuerda a ese color Azul... o más bien: Mi querido Azul, que por alguna extraña razón me recuerda a ese chico llamado Alejandro... No importa como sea conocido, siempre será el honesto matemático escritor de sombrero galante y sonrisa armoniosa. Nos vemos pronto!

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