Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



20 mar 2014

De la pobreza


El que poco ha tenido tiende a querer poseer la realidad: me da por pensar. Así de general: la realidad. 

Uno, transitando por ella, no tiene por qué evitar estirar la mano, arrancar de ella un trozo y guardárselo en el bolsillo... ¿Para qué? Una flor puede enmicarse, un libro comprarse y poseerse para tenerse en los estantes, una noche estrellada en el corazón, la letra de una canción, cartas, palabras, los bonitos retratos en el alto muro de la memoria, un cuadro sobre los rostros que antaño tuvimos para mirarnos como ya no estamos... para vernos, hoy, mientras duramos, para vernos hoy y de vez en cuando. 

¿Qué, realmente, se posee, sino el propio tiempo?... Uno podría sentirse pobre al no tener nada, al no quedarse con nada, al no tenerlo desde el principio. Pero quizás la pobreza está en creer que se posee lo efímero, en no aceptar el carácter transitorio de lo efímero. En sufrir por no poseer.

¿Por qué uno se fija en esas cosas? Muchos caminos pudieron haberle traído. La idea de haber tenido poco me trajo a mí.

Como el perro que busca la yerba que cura el dolor de estómago, mordemos una idea: poco se tiene siempre, siempre se ha estado aquí.  

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