Bajo la ventana, la noche es cómplice de dos amantes. Yo tan solo los observo: la cercanía de la caricia, el calor del abrazo, la luz escasa dentro de los ojos de ambos... los vericuetos inconfundibles de este señor disfrazado de cariño, que todos sabemos que es el amor. El amor, el amor... hoy el sol llegó muy de mañana, antes de las siete. Hoy, desde muy temprano, empecé a pensar otra vez en el amor.
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