
Las muchachas deberían tener siempre una habitación de ventana hacia la calle y con balcón. La gente debería poner en los balcones, flores y enredaderas en macetas. Los balcones son poéticos: viendo pasar la calle (como en el Balún Canán, de Rosarito), partícipes de serenatas y penas de amor, de ilusiones frustradas, de amores nocturnos y amantes furtivos... por demás, de novela.
Debere, debere... del latín debere. Yo debería tener una novia a quién dejarle rosas en el balcón, a quién pedir la aparición de su rostro por las tardes, lanzándole piedritas al cristal de su ventana.
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