Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



17 nov 2011

De anoche*

Estando en la felicidad se oyen ladrar los perros... ladridos en un silencio muy amplio, como voz de quien se concibe a sí mismo dentro de un muy grande mundo. La felicidad sabe a mocos bajando divertidos por la garganta, estando uno (como ahora) acostado en el suelo de mi puerta. Se siente como el viento nocturno en la loma de mi casa, deja en los ojos sensación de cielo estrellado, huele igualito que la paz... Penetrar de frío cutáneo, no duele, mantiene en su lugar esta vigilia... es misteriosa, oscura, extraña como la muerte. Desconocida: nada con certeza sé de ella, siento que aquí está. 

No entiendo, ni me importa entender, por qué creo que se parece a mí, felicidad yo dentro de mí mismo. Muy tierna tú, frunces el ceño, como quien mira el sol: el Diablo cree que la trajiste tú.

*Se publica y no se deja en el tintero únicamente para honrar mis sentimientos.

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