y ¡ay cómo quisiera guarecerme del agua del cielo con alguien! Disculpará, estimado lector, lo directo de la queja, pero sí: Thoreau, Neruda, Pessoa... sí, sí, la belleza de la soledad, lo maravilloso de los ojos de uno mismo dentro de su misma luz en el cristal, la plenitud y de la vida... pero hace falta alguien.
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