Uno se lo explica a sí mismo y, al hacerlo, quitamos el molde, lo llevamos a otro lado... y a uno se le escapa una analogía (aunque, por tanto, resulta una posible mentira): "A nadie había querido tanto como a ella"... Nube de pensamiento, araña de cristal colgando del techo, el viento golpeando entre sí los delicados péndulos... pequeños chasquidos, un trinar, al poner juntas las piezas que antes no lo estaban... el frío... y el amor... Y digo mentira, porque ésto que se siente es distinto... y también fuerte. Tengo edad y experiencia para saber que es amor. Amor, fuerte y persistente, como el frío.
El frío y el amor. ¿Podrá haber sido tan frío su corazón?... ¿Ninguna de mis palabras conmovió un poco su corazón?...
Como todas las noches junto al cansancio, untado en la piel como el calor de un fogón, se da al traste con las dudas (de otro modo, no le dejan a uno dormir). Hasta que uno se mete a la cama todo es claro, es decir, es la incertidumbre la que causa inquietud: ¡me voy a dormir!, sin tener ni la más remota idea de dónde hará más frío, si aquí en mi casa o en el corazón de esa mujer.
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