Para Ella, la lluvia era recuerdo de tardes tristes y a solas; para mucha gente a mi alrededor, motivo suficiente para maldecir su suerte y echarse a correr; para mí siempre ha sido razón para celebrar la vida y para llenarse los ojos de felicidad. La lluvia fue siempre (con su frío deambular) para disfrutar de la persona en la que uno se convierte, para disfrutar sí mismo. Las gotas de agua que han querido entrar desde el grisáceo externo no han hecho más que estrellarse y morir en los cristales. Sentí pena de ellas… he abierto la ventana.
Por la calle, las cosas muestran con más fuerza su color, lo reseco de la piel de las casas se humecta y vuelve a su tono de gala; el óxido de los postes, el polvo de las aceras y hasta la mugre de los gatos se limpia con la lluvia… La gente corre, huye, cierra los negocios, se esconde tras las puertas, bajo los techos ajenos, se ríe, vocifera… las muchachas caminan bajo coloridos paraguas, con ese atuendo que en las personas jóvenes se ha estado poniendo de moda… Y aquí he pensado en mis casi 25 años porque más allá, al lado de las buganvilias de enfrente, hay otra ventana. Tras ella, una mujer cabellos de plata, con un suéter café y muchas huellas del tiempo en su rostro, advirtió que estoy aquí… y me da por pensar que nos habremos entendido, porque quitó el seguro y empujó hacia afuera la hoja de cristal: también abrió la ventana.
Si cuido lo suficiente de mí y llego a la misma edad que ella, ¿en qué sitio, entre qué personas, estaré observando la tarde de lluvia?, ¿existe ya esa ventana?, ¿recordaré este escrito cuando esté tras ésa ventana?, ¿tendré el alma tan encendida como hoy para abrirla de nuevo?
Los ojos de Diana (mi vecina en este edificio, la niña de 3 años) me miran silenciosos desde la ventana de la cocina y yo me hago el desentendido. Voy a encender un cigarro y me quedaré junto a la calle, voy a remojar mi corazón con agua de lluvia. Porque (estoy seguro) la anciana ve (y piensa) lo mismo que yo algún día, pero con otros ojos, con otro tiempo… y desde otra ventana.
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