Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



8 ago 2010

La mosca muerta

Y este blog es como el plástico pegajoso que desenrollan desde el techo en las carnicerías, con una única finalidad: que se le peguen las moscas. Los bichos éstos sobrevuelan los bisteces, las costillas, huyen del matamoscas del carnicero... pero no resisten la tentación de posar sus asquerosas patas en el plástico pegajoso... y así lo hacen... ¡y así mueren! Las moscas del blog son, por supuesto, mías... puras y molestas melancolías con alas (verdes tornasol y asquerosas) que se van, regresan, pueden dar muchas vueltas y terminan posándose en el mismo lugar... cuales viles y arrastradas moscas. Me digo que he aplastado algunas, pero no sé de dónde vengan las demás (bueno, quizás tenga una idea de ello). Me digo que algo en El diablo se ha de estar pudriendo.

Hoy, como hace semanas no lo hacía, desperté temprano y salí al mundo... a correr, a despabilar el alma en el aire frío y la lluvia reciente de la mañana. Y sí, la inactividad me ha atrofiado. Imaginemos la escena: ¡pasó un diablo apestoso con su nube de moscas! ¿No es hilarante?

Se metió una a mi habitación, ¿de quién será?... mejor dicho, ¿de quién era?, porque acaba de sucumbir a una palmada y un azote en el suelo la fulminó. ¿Cómo hago para deshacerme de las mías?, ¿alguien me habrá ayudado ya con algunas?

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