Caminar sin mi carga, sin temores, sin miedos... fuerza en los brazos, estirar las piernas, ímpetu de viento en la cara. ¡Vivencias de narración extraordinaria! Viaje, apertura de los ojos, historias qué contar. Libre, de libertad, de pensamiento sin cuerpo (como la imaginación de las cinco de la mañana entre la vigilia y el sueño, sin el pesar del cuerpo). Vivir, de largo y de mucho, de lleno el corazón y de bastante, abarrotado de libros las repisas de los recuerdos, puestos en dos filas. Andar uno a pie su propio extravío por el mundo, llenas de lodo las botas y frías las mejillas, grandes los bosques y los árboles, en la niebla.
Me quiero libre, en soledad, lejos, conmigo mismo... santo (tan santo) que es uno teniéndose a sí mismo como para no redimirse.
Hey, usted, don diablo, le mando una imagen que me recordó a usted
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