Sin aludir a la religión, ésa es la palabra: liberarse uno mismo de sus propias ataduras, quitarse el peso de los hombros, abandonarse en su propio extravío sin preocupación alguna.
Re-di-mir-se
Salvarse a sí mismo (finalidad en sí misma) y aceptar el precio, como es debido, por abrirse a uno mismo (esclavo uno, de sí) su propia celda.
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