Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



18 feb 2012

La naturaleza de todo esto

Los he visto muy de cerca. ¿Qué podría decirle una persona como yo?, ¿desdoblar el catálogo de todo lo que he pensado?, ¿mostrarle el crisol en el que tengo todas mis conclusiones? Es muy largo de contar y la imagen que el lector esté haciéndose de usted y yo en esta banca de madera, esta día soleado y lleno de hojas blancas de febrero, este maravilloso "cinco de la tarde" y su viento indisciplinado, puede no ser una imagen muy detallada (no muy larga en tiempo, quiero decir), quizás una especie de óleo o acuarela. 

Debo ser breve entonces, aventar las palabras al cuadro en el que usted y yo somos dos siluetas, para que el ojo que nos pase encima la lengua se haga una idea de un sólo vistazo. Tan sólo éso. 

¿Sabe?, los he visto muy de cerca, y todo esto es como si él la tuviera lejos y luchara por asirla, como si para ella fuese él un animal peludo de dientes afilados que puede morder. Le he visto, al hombre, pararse a la puerta de su casa, contemplar el inicio del sol en las puntas de las plantas, llenísima la nariz del olor a barro, tierra mojada, que le impregna cada fibra del corazón y le cura de tajo las heridas y... ¿Cómo? Sí, claro, el viento húmedo que deja la lluvia en su huida es benéfico para la salud del corazón. 

¿Cuál fue el problema? Supongo que el temor de ella hacia a él, el temor de él hacia ella, quizás le ha dejado tristeza en las entrañas. No poder ser (aún, aún, aún), ¿cómo decirlo en palabras llanas?... el amor de su vida. Ajá, puede que tenga usted razón, es muy pronto, pese a que ella siempre está con él, él tiene la certeza de ser llevado con ella, se llevan mutuamente en el pensamiento, en los respectivos corazones éstos que tanto tiñen de rojo los cuerpos a contraluz. Sí, en éso acierta usted, la mirada de este hombre hacia el paisaje de la puerta de su casa no era de aflicción, no de desconsuelo ni desesperanza. Era otra cosa: ¿melancolía?, sí, quizás, pero es hombre de mucha fe en lo que hace, porque trae un porte que dice: la traigo a ella... en el pensamiento, sí, allí donde él es el único soberano. ¿Y sabe qué?, la quiere, con toda su alma, pronuncia su nombre cuando está a solas. El amor puede significar muchas cosas, nada más subjetivo que el amor, pero para él también es optimismo y alegría. ¿Para ella?, ella es más fuerte que él, para ella es felicidad. La mujer, mi estimado, lo dicen hasta los poetas que tanto se alejan de la realidad, siempre es más grande, en cada caso de algún modo, es decir, de cualquier modo.

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