Esta noche vamos a despegar. Prepare sus alas, olvide el motor. Cierre los ojos, párese de puntitas en la orilla de su azotea, su nariz hacia el tinaco... abandónese hacia atrás y sienta el aire de la calle a sus espaldas. ¿Listo?... ¡A volar!
Las luces de las casas dormidas, la lluvia reciente sobre toda la oscuridad.
Nada será más suyo que el suicidio, puede pensar... y es cierto, pero la muerte no existe aquí después de despegar (la muerte, como el propio nacimiento, no han de grabarse en piedra sobre su memoria).
Mientras esté por los aires (aires: éter, fluidos intangibles, humos invisibles, etcétera) obsérvese, siéntase, imagínese... Adviértase, por favor: estará, entonces, contemplando su alma.
¿Que ha de llegar al suelo?, ¡sí!, por supuesto. Pero ni se preocupe: en este sueño (en el que usted inicia desde la azotea), cuando su cuerpo toque el pavimento... ¡voilá!... ha de despertar.
Las luces de las casas dormidas, la lluvia reciente sobre toda la oscuridad.
Nada será más suyo que el suicidio, puede pensar... y es cierto, pero la muerte no existe aquí después de despegar (la muerte, como el propio nacimiento, no han de grabarse en piedra sobre su memoria).
Mientras esté por los aires (aires: éter, fluidos intangibles, humos invisibles, etcétera) obsérvese, siéntase, imagínese... Adviértase, por favor: estará, entonces, contemplando su alma.
¿Que ha de llegar al suelo?, ¡sí!, por supuesto. Pero ni se preocupe: en este sueño (en el que usted inicia desde la azotea), cuando su cuerpo toque el pavimento... ¡voilá!... ha de despertar.
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