Cuaderno de sentimientos diabólicos
varios, propios y ajenos,
en este constante pedalear por la vida...



28 feb 2011

Un cristal, el vacío y otra ventana

Pobrecita: a mi nueva ventana le hace falta un cristal. Le abunda el vacío después del hule que le emula el translúcido esqueleto, no le respeta el viento azul de la madrugada, no la sostiene en su sitio. Y mi mamá decía: así como es el sapo es la pedrada. Suponemos que una ventana debe protegernos del viento, del frío, debe mantenerse firme y lisa, soberbia, con su dura armazón y su liso (lisito) cristal, que la comodidad es una de las virtudes de lo que gustamos en llamar "civilización". Dijera Ulises: ¡patrañas! Si bien lo perfecto ha de ser inhumano (versan los dichos), la comodidad no ha de caracterizar a la vida.

Todo el tiempo buscando la paz, alejándose de los conflictos. ¡Tache! Mucho qué decir, mucho he pensado al respecto. La comodidad, una idea que debo abandonar concienzudamente, midiendo las consecuencias de mis actos, un ideal que debo dejar de buscar, un sentimiento que quizás deba celebrar cuando arribe, pero que no debe constituir un fin. Ya hay algunas conclusiones, pero deben cristalizar en este crisol de los malos hábitos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escriba aquí sus opiniones.