Puede jugarse entre varias personas, aunque es aconsejable que se juegue entre 2. Siendo dos personas, por supuesto que cada una posee una vida.
Vaya, ¿qué puedo decirle? Se nace al patear el bote y los dos corren a un sitio distinto. Una infancia feliz, mango pegajoso en los cachetes, patinetas, mascotas, ranas en el bolsillo, anillos supersónicos, un mar intempestuoso en el que se huye de los tiburones (y que los mayores llaman 'el patio de la casa'), tardes de papalotes o globos aerostáticos, un golpe en la bicicleta... y así, corriendo: la secundaria, la preparatoria, la universidad. Cada quién tiene su vida.
Dicen que el juego es bastante curioso cuando uno se oculta del otro: ninguno de los dos sabe de la vida del otro, ni de gustos, vivencias, sufrimientos, alegrías ni apellidos. No toman sentido, mientras se ocultan, el nombre y la forma de sus piernas. No la forma del rostro, ni el color del cabello. Nada. Juegan a ocultarse. El juego se torna interesante cuando uno es hombre y el otro mujer. En fin... Mientras se ocultan, uno se busca al otro, sin saberlo... y termina cuando uno le besa a la muchacha los labios por vez primera y le dice: ¡te encontré!
Vaya, ¿qué puedo decirle? Se nace al patear el bote y los dos corren a un sitio distinto. Una infancia feliz, mango pegajoso en los cachetes, patinetas, mascotas, ranas en el bolsillo, anillos supersónicos, un mar intempestuoso en el que se huye de los tiburones (y que los mayores llaman 'el patio de la casa'), tardes de papalotes o globos aerostáticos, un golpe en la bicicleta... y así, corriendo: la secundaria, la preparatoria, la universidad. Cada quién tiene su vida.
Dicen que el juego es bastante curioso cuando uno se oculta del otro: ninguno de los dos sabe de la vida del otro, ni de gustos, vivencias, sufrimientos, alegrías ni apellidos. No toman sentido, mientras se ocultan, el nombre y la forma de sus piernas. No la forma del rostro, ni el color del cabello. Nada. Juegan a ocultarse. El juego se torna interesante cuando uno es hombre y el otro mujer. En fin... Mientras se ocultan, uno se busca al otro, sin saberlo... y termina cuando uno le besa a la muchacha los labios por vez primera y le dice: ¡te encontré!
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